Año 2020 | Vol. 31 | Nro. 4
Síndrome Inflamatorio Multi Sistémico Asociado a COVID 19 en Pediatría
Autores: Álvarez MB, Espada G
Si bien la pandemia global por coronavirus pareció afectar en forma leve a los niños, y así fue reportado en Marzo del 2020, por el centro de Control y Prevención (CDC) de China, (epicentro de la pandemia) que describió solo el 1 % del total de la población afectada eran infantes.1 La transmisión a niños ha sido inicialmente descripta a partir de adultos o contactos cercanos portadores de la infección y alguna evidencia de transmisión de la ruta oro-fecal. El periodo de incubación de la enfermedad en niños es entre 2 y 10 días. Si bien la mayoría de ellos son asintomáticos, u oligosintomáticos, los síntomas más comunes reportados en enfermedad aguda han sido fiebre, tos, rinorrea, conjuntivitis y dolor de cabeza. Diarrea, dolor abdominal también pueden presentarse asociados o no a síntomas respiratorios; esto fue descripto en todas las edades de 0 a 19 años. Sólo en el 0.6% ha sido reportada la ocurrencia de una enfermedad severa.
A medida que la pandemia progresó en Europa y alineados con formas leves de la enfermedad, otros hallazgos fueron descriptos como la ocurrencia de manifestaciones cutáneas asociadas a SARS- COV2 con peculiar atención a la “perniosis” ya en fases mas tardías de la infección y con buena evolución.
Hacia fines de Abril del 2020 desde el Reino Unido, una primera alerta se produjo sobre la ocurrencia de casos más severos en pediatría, referidos desde las unidades de cuidados intensivos, que se caracterizaban por la ocurrencia de miocarditis y síndrome de Shock tóxico. Esto fue reportado inicialmente en 8 niños (1 de ellos falleció), cambiando la mirada para el pediatra sobre la afección por SARS- COV2 en la infancia, con la advertencia de que no siempre se asociada a un desenlace favorable.4 Este reporte también generó alguna confusión ya que algunos de esos niños presentaban un fenotipo de enfermedad similar a la enfermedad de Kawasaki (vasculitis de vaso de mediano calibre que afecta a niños en primera infancia).
A partir de esa fecha numerosos reportes han sido publicados con casos similares y diferentes denominaciones: “Shock hiperinflamatorio”; “Síndrome hiperinflamatorio con compromiso multiorgánico” “Síndrome inflamatorio pediátrico Multisistémico (descripto bajo el acrónimo PIMS: Pediatric Inflammatory Multisystem Syndrome”) con o sin el sufijo TS que significa asociado temporalmente con infección por SARS-COV2, y “Síndrome símil Kawasaki”. Dada la creciente ocurrencia de este síndrome en Europa y las Américas, (ya en Mayo 2020 se describieron mas de 230 niños con este síndrome) motivó a los pediatras, a conocer su patogenia y los diferentes escenarios clínicos bajo el cual estos niños pueden llegar a la consulta. Este es un punto crítico en esta pandemia para el reconocimiento rápido de este grupo de pacientes con enfermedad severa.
En nuestro país esta entidad ha sido descripta como SIM-C (Síndrome Inflamatorio Mutisistémico post Covid) por el Ministerio de Salud de la Nación (hacia mediados del mes de Julio 2020).
Cabe mencionar que este mismo síndrome también ha sido descripto recientemente en la edad adulta (3 series de casos). En la tabla 1 podemos observar la definición de “caso” (que varia con mínimos cambios ya sea para la OMS, el CDC y nuestro Ministerio).
Este síndrome se trata de una entidad inflamatoria, inmunomediada, post infecciosa (post viral) que puede asociarse a estadios de hiperinflamación e hiperferritinemia y se desarrolla en un amplio rango etario de pacientes (0 a 18 años), posterior al contacto estrecho epidemiológico o infección por SARS CoV-2 en 4-6 semanas previas al desarrollo del SIM-C. Esto se manifiesta en la práctica diaria porque la mayoría de los niños tienen serología positiva y estudios de PCR negativo para SARS CoV-2.
Esta condición fue descripta por primera vez hacia Mayo 2020 en el Reino Unido como un grupo de niños admitidos a la unidad de cuidados críticos con un cuadro clínico inflamatorio multisistémico con hallazgos similares a la enfermedad de Kawasaki y síndrome de Shock tóxico. Los niños requerían inotrópicos por shock refractario y ventilación mecánica para estabilización cardiovascular más que por falla respiratoria.